12 de diciembre de 2018
A la vista del accidentado arranque de la nueva administración sexenal, la negativa reacción de los mercados y el profundo deterioro que un día sí y otro también evidencian las principales fuerzas partidistas —el Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD), de manera destacada— nada parece hoy más urgente que la promoción y aliento de “contrapesos” capaces de operar a manera de diques ante lo que no pocos advierten como un periodo difícil para la preservación de la legalidad y el Estado de derecho en el país.
En las últimas semanas, efectivamente, ante la práctica insensibilidad y/o notoria incapacidad de los actores políticos tradicionales, al igual que de los otrora poderosos poderes fácticos, han comenzado a gestarse toda suerte de movimientos orientados, los más, a intercambiar puntos de vista y posicionamientos ante el gobierno entrante, y los más estructurados, a explorar alternativas para “vertebrar a la sociedad…”.
Refieren sus dirigentes y/o (improvisados) liderazgos a la necesidad de que sea la sociedad como tal, vía sus organizaciones naturales, la que asuma el reto de garantizar el cumplimiento de compromisos y apego a la legalidad por parte del nuevo gobierno, así como el mantenimiento y mejoría del statu quo en razón de que, plantean, fue el voto (ampliamente) mayoritario de la sociedad el que, como en otros casos, llevó a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia y no, por extraño que parezca, un partido o un conjunto de estos en especial.
Organizar a la sociedad para garantizar el mejor gobierno parece ser su consigna…
Es verdad, y esto hay que reconocerlo como es, que el riesgo mayor de autoritarismo y/o dictadura en cualquier régimen o nación se sustenta en la falta de contrapesos políticos o de carácter social.
Por ello, resulta tan importante que hoy, diez días escasos después del ascenso de la nueva administración, sean las organizaciones empresariales cúpula, la jerarquía católica y de algunas otras iglesias o credos, las universidades públicas o privadas e, inclusive, los medios de comunicación, los que asuman como propia la tarea de preservar y coadyuvar a su fortalecimiento, en su caso, de todas y cada una de las instituciones que a lo largo de los años han contribuido a la modernización de México.
ASTERISCOS
* A primera vista parece una lucha de poderes, el Judicial y el Ejecutivo por salarios, pero, en realidad, la lucha es de la vieja guardia de PRI y PAN por mantener privilegios — entre ellos, el control de la Corte— y evitar o frenar todo tipo de investigaciones sobre la corrupción pasada. Así, la vieja guardia que perdió elecciones —Emilio Gamboa, Miguel Osorio, Damián Zepeda y hasta Ricardo Anaya— anda operando para que la presidencia pase de Luis María Aguilar a su delfín, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, y con tanta operación política, en lugar de prudencia, la Corte pone en riesgo su futuro como árbitro de conflictos. Ya en 1994, Zedillo desapareció a la Corte, y ahora parece que algunos ministros piden a gritos que los desaparezcan…
* Amén de colocar a Puebla en el primer lugar en reducción de la pobreza extrema y (prestación de) servicios básicos, el saliente Antonio Gali podrá ufanarse de haber colocado a la entidad en tercer lugar en Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa y por el equipamiento de 10 Casas del Niño Indígena, amén de haber entregado 8.8 millones de pesos en becas. Bien…
* En la ONU, en el foro Latino Impact Summit y tras recordar la lucha de su padre, José Sulaimán, contra la discriminación, el titular del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, pidió a la industria mundial del deporte su contribución para alcanzar los objetivos a favor de un desarrollo sostenible, sobre todo en materia educativa, trabajo y reducción de la desigualdad.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.
Twitter: @EnriqueArandaP