5 de noviembre de 2017
México.- En el marco de las actividades de la 37 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), la escritora Cristina Rivera Garza presentó su libro “Había mucha neblina, humo o no sé qué”, título que explora la relación que sostiene con los textos del escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986).
La obra no recurre a la teoría literaria para hacer un análisis estilístico de su trabajo, ni a la vida cotidiana para trazar una biografía, sino que parte de la premisa de para que un autor viva como tal, necesita antes vivir otras cosas que posteriormente den forma a su obra y figura.
“Yo nunca conocí a Rulfo, no tuve el gusto de participar en ninguna de sus clases o talleres, no conocí a su familia. Mi relación con Rulfo es una de las más sagradas, más entrañables que pueden existir, que es la de una autora con un autor favorito.
«Para mí este libro es un acto de amor, es el tipo de atención que uno da cuando realmente estás enganchado y quieres a tu libro, tu historia, a tu autor como tal”, explicó Rivera Garza durante la presentación del material, de la cual da cuenta un comunicado.
La escritora, quien ha reproducido los textos de Rulfo pero en forma de poesía, los cuales publicó en una plataforma de «microblogging por internet», sostuvo que cuando se piensa en la imagen de los escritores, se trae a la mente a una persona solitaria frente a una computadora, que batalla consigo misma, cuando en realidad no es así.
“La cuestión es que parece que estamos solos pero es un momento de mucha pluralidad y de mucha compañía porque con la cosa que estamos lidiando es con el lenguaje, que no se hace solo, es una práctica que se forma con las vivencias de sus hablantes. Cuando estamos frente a la computadora estamos con muchos, todos los que hacen que esa lengua exista”, detalló.
Sobre el estilo narrativo de su obra, dijo la también historiadora que quería hacer un recorrido alrededor de Rulfo, pero sin sufrir la suerte de los libros de historia que leyó, ya que algo que le preocupaba era que “los historiadores escriben cosas muy interesantes pero regularmente muy aburridas, con perdón de los historiadores, sobre todo si son cosas muy académicas”.
Por otra parte, se recordó al periodista oaxaqueño Carlos Pasarán Jarquín, fallecido el pasado 7 de junio, a través de la mesa “Cruces de un peatón… homenaje a Carlos Pasarán Jarquín”, donde participaron los periodistas Rodrigo Islas Brito y Leonardo Pino, moderados por el comunicador Jorge Gómez.
De acuerdo con Islas Brito, el título de la mesa aludió a que el periodista fue un caminante de la vida, un peatón de las cosas, “era un melómano, metalero, periodista, tenía un sentido del humor que a veces podía destornillarte de risa o hacerte encabronar hasta límites insospechados”.
Sobre esto, el también escritor Leonardo Pino ahondó en que Pasarán Jarquín era un persona “con un humor muy especial con el que daba gusto sentarse, platicar, tenía la ironía a flor de piel, como que te invitaba a entrar al ring e intercambiar chistes e ironías. Era un humor muy inteligente, destaco eso, muy creativo. Compartimos redacción unos cinco o seis años”.
Gómez destacó el aprendizaje que tuvo con Pasarán Jarquín en el ámbito laboral, y recordó que aprendió «muchas cuestiones que uno no aprende en la universidad, cuestiones de profesionalismo que sólo él tenía. Era el primero en llegar a la oficina y el último en irse, estaba abierto a cualquier propuesta de trabajo y cumplía con su labor de liderar, de proponer. Fue una experiencia muy grata trabajar con él por casi 10 años”, compartió.
Para Islas Brito, pese a que el periodista no tuviera ningún libro de su autoría, pudo haber escrito varios, ya que una de las plataformas que más utilizó el homenajeado fue la red social más popular de internet, donde compartió textos que exponía sus puntos de vista.
Gómez recordó su faceta de lector de novela policiaca, la novela negra y seguidor del humor negro, “eran conversaciones interminables sobre las novelas que estaba leyendo, yo creo que le hubiera gustado experimentar sobre ese terreno”, rememoró.