31 Octubre de 2021
México.- La Zeta no aparece en las aplicaciones de mapas en celulares. Es la última localidad de Villa Sola de Vega, municipio de la Sierra Sur de Oaxaca, que limita con San Lorenzo Texmelucan —población vecina con la que sostiene un conflicto agrario— y en donde el pan tradicional para las festividades del Día de Muertos tiene una forma que lo distingue de otras regiones.
Sus habitantes los llaman muertitos o muertos. Su forma es la del cuerpo de una persona que representa a las ánimas que regresan solitarias.
Gabriela Sibaja Lara aprendió a elaborar este pan de su madre María Reyna Lara, que a su vez lo aprendió de la suya y así sucesivamente, de generación en generación. En esta comunidad las familias producen su propio pan, no sólo para Día de Muertos, sino para el consumo diario.
“Estos son los meros tradicionales de muertos, son los que hacen en figuritas, los muertitos. Porque hay otros que sólo lo hacen en forma de tortita, pero sin la figurita como muertito”, dice.
Los panes se adornan con pedazos de la misma masa y sobre la cabeza les colocan una cara que adquieren en Sola de Vega.
“Es una tradición de muertos que llevamos hace mucho tiempo. De que debe ser en forma de muertitos, si no lo hacemos así, sentimos que no es de Día de Muertos”, explica mientras muestra la forma en que se elabora.