20 junio 2023
México.- El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, logró durante su visita de dos días a China rebajar las tensiones a pesar de que los expertos eran pesimistas sobre los resultados del viaje debido al extremo deterioro de las relaciones entre las dos potencias.
La estancia de Blinken en Pekín culminó este lunes con una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, un encuentro de una media hora que no estaba en la agenda oficial del jefe de la diplomacia estadounidense y que transmite una señal conciliadora por parte de Pekín.
Xi dijo a Blinken al comienzo de su cita que las interacciones entre Estados “deben basarse siempre en el respeto mutuo y la sinceridad” y subrayó su “esperanza” de que la visita del representante estadounidense implique “hacer contribuciones positivas para estabilizar las relaciones” bilaterales.
UN PASO POSITIVO
En una rueda de prensa, Blinken evaluó el viaje como “un paso positivo” en el objetivo de gestionar “de forma responsable” la relación bilateral, aunque “ni mucho menos” ha solucionado de golpe los problemas y desacuerdos entre las dos potencias.
“Estaba claro que la relación se encontraba en un punto de inestabilidad y ambas partes reconocíamos que había que estabilizarla”, señaló el funcionario.
Blinken consideró cumplidos “todos los objetivos del viaje”, que eran “establecer canales directos de comunicación, abordar temas de preocupación y explorar la cooperación en temas de interés mutuo”, entre los que citó el clima, la estabilidad económica global, la salud, la lucha contra el tráfico de fentanilo y los intercambios “pueblo a pueblo”.
Sobre la mesa estuvo por supuesto Taiwán, sobre la que el estadounidense reiteró que EU no apoya la “independencia”, aunque definió como “acciones provocadoras” las realizadas por China en el Estrecho y en el Mar Meridional y pidió la resolución pacífica de las diferencias.
El secretario de Estado replicó igualmente a las acusaciones de Pekín de que EU pide diálogo pero en la práctica trata de “contener” a China.
Blinken negó que esa sea la pretensión de su país y consideró que un desacople completo de ambas economías sería “desastroso”.