5 Abril 2022
México.- China envió a Shanghái más de 10.000 trabajadores de salud de todo el país, incluidos 2.000 efectivos militares, en un esfuerzo de frenar un brote de covid-19 que se extendía con rapidez por la ciudad más grande de China.
La ciudad realiza una ronda de pruebas masivas a sus 25 millones de habitantes, mientras comenzaba la segunda semana de una cuarentena planteada en principio como de dos fases. Aunque muchas fábricas y firmas financieras han podido mantener su actividad tras aislar a sus empleados, crecía la preocupación sobre el posible impacto económico de una cuarentena prolongada en la capital financiera del país, que es un importante centro manufacturero y de logística.
La contagiosa subvariante ómicron BA.2 del virus está poniendo a prueba la capacidad de China para mantener su estrategia de cero covid, que aspira a impedir que los brotes se extiendan aislando a todos los que dan positivo, tengan síntomas o no.
Shanghái ha convertido un centro de exposiciones y otros recintos en grandes centros de aislamiento donde las personas con pocos o ningún síntoma se alojan en un mar de camas separadas por biombos.
China reportó el lunes más de 13.000 nuevos casos en todo el país detectados en las 24 horas previas, de los que casi 12.000 eran asintomáticos. En torno a 9.000 de los casos estaban en Shanghái. El otro gran brote está en la provincia de Jilin, donde se confirmaron 3.500 casos.
Casi 15.000 trabajadores médicos de las provincias cercanas de Jiangsu y Zheijiang salieron en autobuses hacia Shanghái el lunes por la mañana, según el diario en inglés China Daily. Más de 2.000 miembros del ejército, la armada y la fuerza de apoyo logístico llegaron el domingo, según un periódico militar chino.
Al menos otras cuatro provincias han enviado médicos, enfermeras y otros trabajadores médicos a Shanghái, según el diario estatal China Daily.
Aunque la mayoría de comercios y otros negocios en Shanghái han cerrado, grandes fabricantes como las automotrices General Motors Co. y Volkswagen AG dijeron que sus fábricas seguían en funcionamiento. VW ha reducido la producción por problemas en el suministro de piezas.
Los negocios que siguen abiertos han introducido políticas de «circuito cerrado» que aíslan a los trabajadores del exterior.