9 Septiembre de 2022
México.- El día que cumplió 21 años, en 1947, la princesa Isabel hizo una promesa a Gran Bretaña y la Mancomunidad de Naciones: «Toda mi vida, ya sea larga o corta, estaré dedicada a su servicio».
En su muy larga vida, la reina Isabel II cumplió esa promesa.
En su reinado vio pasar 15 primeros ministros, de Winston Churchill a Liz Truss. Vivió las privaciones de Gran Bretaña en la posguerra, el descontento de los sindicatos y el Brexit. También pasó por los desastrosos divorcios, momentos penosos y escándalos de su familia. Pero ella resistió a todo, era una roca y ancla en este mundo cambiante.
La monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña murió el jueves a los 96 años en el Castillo de Balmoral, su adorada residencia de verano en Escocia, tras haberse mantenido firme al tiempo que modernizaba la institución real en siete décadas de enorme cambio social.
Su muerte pone fin a una era, la isabelina moderna. Su hijo Carlos, de 73 años, se convirtió inmediatamente en rey tras la muerte de Isabel. Será conocido como rey Carlos III, aunque su coronación podría tardar meses en ocurrir.
A través de innumerables eventos públicos en sus siete décadas como monarca británica, la reina Isabel II posiblemente conoció a más gente que cualquier otra persona en la historia.
Su imagen en sellos postales, billetes y monedas, era una de las más reproducidas en el mundo.
Pero su vida íntima y opiniones eran casi un enigma. La gente veía sólo destellos de su personalidad, su alegría al ver carreras de caballos en el Royal Ascot, y el placer de la compañía de sus adorados perros corgi galés.
La reina sentía fuertemente la carga de su papel como monarca, aunque no nació para hacerlo.
Isabel Alejandra María Windsor nació en Londres el 21 de abril de 1926, era la primogénita del duque y la duquesa de York.
Por nacimiento no estaba destinada a la corona, ya que el hermano mayor de su padre, el príncipe Eduardo, heredaría el trono británico y se suponía que sus hijos lo sucederían.
Pero en 1936, cuando Isabel tenía 10 años de edad, Eduardo VIII abdicó al trono para casarse con la estadounidense dos veces divorciada Wallis Simpson, y el padre de Isabel fue coronado rey Jorge VI.
Su hermana menor, la princesa Margarita, recordaba preguntarle a su hermana si esto significaba que algún día sería reina. «Sí, supongo que sí», dijo Margarita recordando a su hermana. «No lo volvió a mencionar».
«Año terrible»
En 1992, el año que la reina calificó como «annus horribilis» o «año terrible», su hija la princesa Ana se divorció, el príncipe Carlos y la princesa Diana se separaron y también lo hizo el príncipe Andrés de su esposa Sarah. Ese mismo año el Castillo de Windsor, una residencia que le gustaba a la reina mucho más que el Palacio de Buckingham, sufrió daños graves en un incendio.
A la separación pública de Carlos y Diana, siguió el shock de la muerte de Diana en un accidente automovilístico en París en 1997. Por una vez, la reina pareció estar fuera de sintonía con su pueblo. En medio de un luto sin precedentes, la incapacidad de Isabel para dar una muestra pública de dolor fue considerada insensible por muchos. Tras varios días, finalmente dio un discurso a la nación transmitido por televisión.
Para esas alturas era considerada una especie de abuela nacional, con una mirada penetrante, una sonrisa dulce y un repertorio inagotable de trajes de colores brillantes con sombreros a juego.