10 octubre 2023
México.- A un mes del despliegue de fuerzas estatales y federales en el Valle de Apatzingán, los productores y empacadores de limón todavía pagan extorsión al crimen organizado.
Hace casi dos meses que la violencia contra los limoneros originó que se paralizara la actividad citrícola en ese municipio. En respuesta, el gobierno federal y estatal implementaron un operativo para -según dijeron- garantizar la seguridad de productores y empacadores extorsionados.
Ahora, los citricultores dijeron que el despliegue de las fuerzas seguridad ha resultado en una simulación. Luis Antonio tiene una huerta de limón en la que invirtió sus ahorros de 10 años, de cuando trabajó en Estados Unidos. Dice que las cosas en Apatzingán están cada vez peor.
Señala que no sólo no han dejado de pagar la extorsión, sino que los criminales ya les hicieron efectiva la nueva “cuota”, y tienen que pagar un peso por kilo cortado y un peso más por kilogramo comercializado en el empaque. Es decir, 20 centavos más por kilo que lo que pagaban hace unos meses.
Refiere que los operativos no han sido funcionales ni inteligentes, debido a que nadie detiene a quienes cobran la extorsión.
Considera que es una burla que el despliegue de las fuerzas de seguridad se concentre en el tianguis limonero y en algunas zonas de empaque, porque en esos lugares no están los líderes delictivos.
“Las extorsiones siguen todavía al día, oiga. La Asociación de Limoneros no vemos el apoyo del gobierno. O sea, nomás es como una simulación lo que está pasando”, reitera.
José María es un empacador de limón de Apatzingán que confirma que son ellos los encargados de hacerle llegar el dinero de la extorsión a los grupos criminales.
Dice que no tienen más opción que seguir las indicaciones de la delincuencia porque, de lo contrario, las consecuencias pueden ser graves, incluso, perder la vida.
“Pues en primer lugar le iban a parar el negocio, y en segundo lugar, ya sabe a lo que se refieren ellos, lo desaparecen a uno. O pagas o cuello”, enfatiza.
José María también es productor y refiere que, desafortunadamente, los citricultores pagan las necesidades de los cárteles con la extorsión. “Necesitan comprar armas, munición, para los amores que tienen ellos, para las bebidas, para sus fiestas. Hacen peleas de gallos, se chingan un millón de pesos, que al cabo al siguiente día lo emparejan [recuperan] con los productores”, se lamenta.