7 de febrero de 2018
- Los socialdemócratas decidieron que sean las bases quienes decidan debido a la enorme división interna en el partido entre quienes abogaban por volver a gobernar con Merkel y quienes se oponían.
Berlín.- Tras 24 horas de intensas negociaciones para vencer los escollos pendientes, la conservadora Unión Democristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel, su socio bávaro, la Unión Socialcristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) de Martin Schulz anunciaron hoy un acuerdo para gobernar juntos los próximos cuatro años en Alemania, reeditando así la fórmula conocida como Gran Coalición de la última legislatura.
El paso es crucial para acabar con el bloqueo político que vive Alemania desde las elecciones del 24 de septiembre, que ganó Merkel pero en las que no consiguió el apoyo suficiente para formar gobierno. Desde entonces, Alemania tiene un gobierno en funciones y vive el periodo más largo sin gobierno activo de su historia moderna.
No todo sin embargo está hecho: el acuerdo presentado hoy debe ser aún aprobado por los más de 460 mil militantes del SPD, que darán su voto definitivo o lo rechazarán. Los socialdemócratas decidieron que sean las bases quienes decidan debido a la enorme división interna en el partido entre quienes abogaban por volver a gobernar con Merkel y quienes se oponían.
Es una incógnita si para convencer a las bases bastarán los seis ministerios que estarán a cargo del SPD, entre ellos tres de mucho peso: Exteriores, Finanzas, Trabajo y Asuntos Sociales, según el acuerdo anunciado. Los otros tres son los ministerios de Familia, Justicia y Medio Ambiente.
Según apuntan algunos medios, el líder del partido Schulz sería el próximo ministro de Exteriores. Las dudas en torno a su figura continúan porque está siendo muy cuestionado dentro del partido.
Además, según un sondeo conocido el lunes, la mayoría de alemanes y casi la mitad de seguidores del propio partido se oponían a su entrada en el gabinete.
Poco después de las elecciones Schulz había descartado categóricamente formar parte de un gobierno de Merkel, pero ante la posibilidad de que tuvieran que convocarse nuevas elecciones se dejó convencer por el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier para negociarlo.
El alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, sería el próximo ministro de Finanzas, según las primeras informaciones disponibles.
La cartera de Trabajo es muy significativa porque es uno de los sectores donde los socialdemócratas han estado presionando hasta el último momento con sus demandas de limitar los contratos laborales temporales en el país.
Por su parte, la CDU de Merkel se quedaría al mando de los ministerios de Defensa, Economía, Agricultura, Sanidad y Educación.
La CSU, los socios bávaros de Merkel, dirigirían los ministerios de Transporte y Asuntos Digitales y Desarrollo, junto a la cartera de Interior al mando del líder del partido Horst Seehofer, también cuestionado internamente en los últimos meses. Su cartera recibirá además las competencias de vivienda.
La noticia llegó después de intensas horas de negociacion y de espera, y poco después de que algunos apuntaran incluso la opción de que fracasaran las negociaciones debido a las posiciones encontradas en política laboral y también en política sanitaria.
Los socialdemócratas insistían también en acabar con lo que consideran una discriminación por el doble seguro médico público y privado que existe en el país.
El hecho de que Alemania tenga gobierno estable depende ahora de las bases del SPD. En las próximas semanas, los más de 460 mil militantes votarán sobre el acuerdo alcanzado, y los resultados se podrían conocer el fin de semana del 3 y 4 de marzo.
Llamativo es el hecho de que el partido sumó más de 24 mil miembros desde comienzos de año, quizá para poder votar sobre el acuerdo. Las juventudes del SPD, críticas con la Gran Coalición, lanzaron una campaña para captar nuevos miembros y rechazar la alianza con los conservadores.
Nada está decidido aún pero ya comenzaron a escucharse las primeras críticas: la asociación de industria alemana se mostró insatisfecha con el acuerdo alcanzado. Su presidente Dieter Kempf criticó los gastos previstos y la política fiscal, donde consideró que faltan incentivos y reformas estructurales, sobre todo después de que el gobierno estadunidense bajara los impuestos a las empresas.
La CDU de Merkel ganó las elecciones el 24 de septiembre pero sin el apoyo necesario para formar gobierno. Tras un intento de formar un tripartido con los Verdes y los liberales del FDP, cuyas negociaciones fracasaron, los socialdemócratas, que en un principio rechazaron volver a gobernar con Merkel, accedieron a negociar para evitar la repetición de elecciones. Alemania lleva desde entonces con un gobierno en funciones, algo inédito en el país durante tanto tiempo.