21 de febrero de 2018
Más de una ocasión en este mismo espacio he referido la sorpresa que me causa escuchar a prominentes panistas miembros del círculo cercano, aunque no del más “íntimo” de su candidato, afirmar que “si ello le suma votos y abona a su (eventual) triunfo, Ricardo (Anaya) se va a cargar cada vez más a la izquierda…”. Lo mismo, en su momento, expresé al escuchar al priista Mikel Arriola asumir su público compromiso en defensa de la vida, de la familia y de todo aquello que atenta contra su estabilidad, la adopción por matrimonios homosexuales y el uso de la mariguana con fines recreativos.
Lo anterior viene a cuenta porque, a la luz lo expuesto por ambos, nada parece más factible, sino que, en el marco de las próximas campañas efectivamente, Acción Nacional avance hacia un cada vez más claro posicionamiento de izquierda, a merced de la actitud intencionadamente omisa de su autoimpuesto abanderado en lo que a enarbolar y, menos, defender los principios tradicionales de su partido se refiere, en tanto que el Revolucionario Institucional, a la vista lo expuesto por el pelotari y la conocida posición de su candidato presidencial sobre los mismos temas, más una buena dosis de pragmatismo y cálculo electoral, coloré con una nada despreciable carga de postulados propios de la derecha (católica) sus planteamientos.
Y ello, no porque una u otra de las partes considere necesario volver al pasado e ideologizar sus campañas, sino, esencialmente, porque como reza la popular conseja: “En política no hay (espacios) vacíos…” y los que deja uno, el blanquiazul en este caso, cuando son elementalmente rentables, los ocupa otro, como parece estar ocurriendo con el tricolor y sus representantes en la puja por mantener a uno de los suyos en la residencia oficial de Los Pinos o, en su caso, por recuperar la capital.
¿Que no existen, en el caso del panismo, al menos, elementos para presumir esto? Ahí, a manera de muestra, está la explícita resistencia de Anaya y su séquito a fijar una posición clara respecto de temas tan controvertidos como el aborto y el matrimonio homosexual. El indiscriminado apoyo que en el marco de la antinatural alianza con PRD y MC otorga a personajes tales como Alejandra Barrales y, ahora, Miguel Ángel Mancera que, ellos sí, expresan de manera abierta su posicionamiento “antipanistas” o, más recientemente, la incorporación al grupo que rodea al queretano, de “asesores” claramente identificados por su militancia y compromiso con la izquierda —Jorge Castañeda y Emilio Álvarez Icaza— para no referir a la incuestionable influencia que sobre él mantiene el cuestionable Dante Delgado Rannauro. Un PAN entonces cargando hacia la izquierda aun a riesgo de “romperse” de manera definitiva, mientras que el PRI lo hace a la derecha asumiendo un riesgo similar, parecería inconcebible. Sin embargo, es lo que hay.
ASTERISCOS
* Ante el generalizado y, sin duda, justificado malestar que provocó la inclusión de Napoleón Gómez Urrutia en la lista de candidatos, vía plurinominal, al Senado por parte de Morena, opiniones como la del coahuilense líder de la CTM, Tereso Medina, quien asegura que aquél no es más que un prófugo de la justicia y un delincuente a quien no debe permitírsele hablar a nombre de la nación, sí que cobran sentido.
* Sin desperdicio, vale decir, el llamado del presidente de Scholas México, Héctor Sulaimán, a enfrentar los grandes desafíos que nos ponen a prueba como sociedad, trabajando, sin distintos de orden religioso, étnico, socioeconómico o cultural, por el bien de México. Ello, al convocar a representantes de todos los sectores, a apoyar y multiplicar los trabajos de llamada “fundación del papa Francisco”.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política.