23 de junio de 2017
Tal como se previó, la 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en el paradisiaco y, como se evidenció, otrora apacible Cancún, derivó en nada: ni procesó un ordenamiento que posibilitara avanzar en la búsqueda de una solución pacífica a la grave crisis socio-política y humanitaria que, merced a los excesos del dictador Nicolás Maduro se vive hoy en Venezuela ni, afortunadamente en este caso, logró consumar la escondida pretensión —“de su cuestionado secretario Luis Almagro y una decena de países, México incluido”— de imponer la obligación de aprobar políticas de Estado acordes con la nefasta ideología de género.
Es verdad que, en el controversial caso de la nación sudamericana, nadie ganó aunque sí perdió el pueblo venezolano; que la inaceptable, insolente actitud asumida por la ya ahora excanciller Delcy Rodríguez, no hizo más que entrampar los trabajos de media docena de delegaciones que, contrario a lo previsto —“y negociado previamente…”— acabaron por negar su voto a la resolución que hubiera posibilitado un eventual cese de hostilidades entre el oficialismo y la oposición, que han cobrado ya 78 vidas, las más de ellas de jóvenes; hubiera abierto las puertas a casi un millar de presos políticos, amén de frenar el absurdo de convocar a una anticonstitucional constituyente comunal —“al modelo cubano…”— y dar paso a misiones humanitarias listas para llevar a ese país miles de toneladas de alimentos y medicinas inexistentes o escasos ahora en Venezuela.
Desde otra perspectiva, el obvio fracaso de la OEA-47 impidió, afortunadamente, insistamos, avanzar en la imposición de una agenda contraria a la vida y la familia, como pretendían los países miembros del llamado “Grupo Núcleo”, constituido por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Estados Unidos, Uruguay, y México que, llama la atención, fueron derrotados en su intento por países “dependientes”, cual es el término con el que se les identificaba en charlas entre los representantes en el primero: Paraguay, Jamaica, Santa Lucía, Barbados, Guatemala y Surinam, ente otros.
En esencia, la falta de consenso derivó en que el texto del denominado “numeral 12” de que los países del “Grupo Núcleo” pretendían modificar para abrir espacio a la imposición de políticas nacionales acordes con la ideología de género se mantuviera como se acordó en la 46 asamblea general lo que, para unos representó un retroceso y para otros un logro que, en el peor de los casos, representa tiempo para avanzar en la promoción de disposiciones en apoyo a la vida, la familia e, incluso, la libertad de religión como plantearon más de 700 legisladores de 18 países de la región en la Declaración de las Américas suscrita días antes y entregada a todas las delegaciones asistentes en Cancún.
Por lo pronto, entonces, el tema quedó en suspenso, igual que el de Venezuela y dio paso a que, en el marco de la propia reunión, organizaciones pro-vida participantes en el encuentro, exigieran al presidente Enrique Peña Nieto abandonar el llamado “Grupo Núcleo”. Veremos…
ASTERISCOS
* Cónclave político-empresarial mañana en el Estado de México, con motivo del matrimonio de Eruviel Ávila Villegas con Irene Dipp Walther, sobrina del presidente de Coparmex Gustavo De Hoyos Walther. La ceremonia religiosa, a la que prevé asistan el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador electo Alfredo del Mazo Maza será encabezada, obvio, por el cardenal Carlos Aguiar Retes.
* Digna de atención, en lo que no pocos consideraron el formal arranque de su preprecampaña por la primera alcaldía, ya no delegación, de Cuajimalpa en 2018, la denuncia realizada por el priista Adrián Rubalcava, ante el “ecocidio” que supuso el derribo de 440 árboles en el Bosque del Ocotal, por parte de la SCT de Gerardo Ruiz Esparza, para dar paso al Tren Interurbano México-Toluca.
Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política.