20 de Enero de 2017
Ahora sí que, como de manera atinada reza el refrán popular, no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla… y esto, fecha y plazo de la unción del republicano Donald Trump como el 45º Presidente de Estados Unidos, llegó ya, se cumple este viernes, con todo lo que de oportunidad, reto y complejidad entraña.
En las horas por venir, luego que al filo del mediodía el controvertido republicano jure sobre la Biblia, frente al Capitolio de Washington su altísimo cargo, la realidad alcanzará a las predicciones y augurios, los más de ellos negativos que, sustentados en hechos reales, se realizan sobre el futuro de México y su relación con la potencia del norte desde que el magnate, en noviembre, se impuso a la demócrata Hillary Clinton.
Ahora deberá iniciar el periodo del diálogo y de la negociación, del “hacer política…”, con miras a que los excesos y despropósitos antimexicanos de Trump no vayan más allá del discurso… si esto es que es posible.
A partir de ahora es que, más que atender solo a “la amenaza del muro”, el gobierno debe privilegiar la exposición de los alcances de una dinámica bilateral de mercados laborales que, privilegiada por autoridades locales y estatales de la propia Unión Americana, ha potenciado el desarrollo de una decena al menos de las grandes urbes —Nueva York, Chicago, Houston y Los Angeles entre otras—, dando paso, al mismo tiempo, a la concentración en ellas de poco más o menos 60% de la mano de obra de los migrantes que, vale destacar, en no pocos casos es una mano de obra altamente calificada y valorada igualmente.
Habrá que destacar, entre otras muchísimas cosas, que si bien se quiere y en cierto modo es válido pensar en “revisar el TLCAN”, ello no debe hacerse sin considerar la opinión de actores del mundo político y empresarial de México y Estados Unidos sí, pero también a quienes operan a nivel estatal como, sólo por poner un caso, son los gobernadores republicanos de Nuevo México, Arizona y Texas, o el demócrata de California que saben, y bien, de los beneficios que en muy diversos ámbitos ha dejado el acuerdo trilateral en sus entidades.
Y más, deberá destacarse igualmente que sí bien es justificable su afán de dotar de mayor seguridad a la frontera común, el nuevo gobierno estadunidense debe entender que ello no implica, en automático, frenar los miles y miles de cruces que de manera cotidiana y con el exclusivo propósito de favorecer el desarrollo sociocultural, políticos y/o económico de amplias zonas, se realizan cotidianamente.
Hoy tendremos una mejor perspectiva de hacia dónde van las cosas y ello, como es obvio suponer, permitirá entender hacia dónde es que debe orientar sus baterías el gobierno, los empresarios o las iglesias, incluso, para responder a los retos, oportunidades y complejidad que entraña el advenimiento de la era Trump.
ASTERISCOS
* Más que el estricto cumplimiento de los tiempos judiciales, por cierto, la entrega por parte de México, de Joaquín El Chapo Guzmán Loera a las autoridades estadunidenses, apenas horas antes del arribo a la Casa Blanca de Donald Trump, pareció a no pocos una suerte de guiño, de regalo de bienvenida se diría, del gobierno del presidente
Enrique Peña Nieto a su controvertido homólogo del Partido Republicano.
* Habrá que ver si, conforme a lo establecido, el Consejo Nacional entrante del blanquiazul, mayoritariamente afín a su dirigente-aspirante Ricardo Anaya, cumple con aprobar el dictamen sobre gasto 2015 del Comité Ejecutivo Nacional que, se prevé, presentará la Comisión de Vigilancia que lidera Carlos Orta Canales… una tarea ésta que, de manera inexplicable (¿?) los consejeros dejaron de cumplir desde 2012 en lo relativo a gastos de campaña, más los de su dirigencia en 2013, 2014, 2015…